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Según esta experta, la similitud física entre alimento y órgano en cuanto a su apariencia, forma, color y otras características visibles de su estructura interna o aspecto externo, se viene utilizando con fines terapéuticos desde los tiempos antiguos, y eso sigue sucediendo hoy en día.
La nuez y el cerebro
Las nueces tienen un alto contenido en ácidos grasos omega 3, omega 6 y omega 9, antioxidantes y antiinflamatorios, asegura la directora de ‘Feel Good’, quien recomienda “consumirlos a diario, porque está demostrado que contribuyen a mejorar la memoria, previenen las enfermedades cardiovasculares y pueden ayudar a combatir la demencia y el Alzheimer”.
La forma más sencilla de incluir este fruto seco en nuestra alimentación es añadiendo unas pocas nueces a nuestro yogur matutino o en nuestras ensaladas, o utilizar nueces trituradas para dar sabor a nuestros platos de pasta, señala Amaro, quien en su ‘dieta definitiva’ recomienda “cinco nueces al día, porque ayudan a sentirnos mejor y mejoran nuestro estado de ánimo”.
El aguacate y el útero
“El aguacate es la fruta perfecta para el útero porque puede reducir las posibilidades de cáncer de útero y ovarios dado su poder de equilibrio hormonal en las mujeres.
Además cuenta con gran cantidad de ácido fólico, por lo que es muy recomendable en mujeres que estén pensando en quedarse embarazadas o durante los primeros meses de gestación”, explica Amaro.
“Además, está demostrado que su consumo tras el embarazo ayuda a la pérdida de peso”, añade Amaro, para quien es recomendable que toda mujer tome un aguacate a la semana.
“La forma más común de introducir esta fruta en nuestra dieta puede ser la salsa guacamole para acompañar picoteos, comidas o cenas, aunque también puede consumirse como sustituto de la mantequilla en tostadas de pan, a media mañana, acompañándolo de pavo o queso bajo en grasa, o en ensaladas”, ejemplifica.
El apio y los huesos
Según Amaro esta hortaliza “cuenta con un alto contenido en vitamina K, lo que ayuda a aumentar la masa ósea de nuestro cuerpo, y además es rico en calcio, otro elemento imprescindible para la salud de nuestros huesos”.
“Además, si introducimos en nuestra comida dos tallos de apio al día veremos como la hipertensión se reduce considerablemente”, destaca Amaro, que explica que esta verdura se puede consumir “como un batido para desayunar, hecho a base de apio, manzana, agua y una cucharadita de perejil y menta, o incluyéndolo en cremas y purés”.