CD. DE MEXICO
/REFORMA
A veces, los villanos se convierten en héroes.
Diego Carlos había sido una pesadilla para su propio equipo, pero terminó siendo el anotador que le dio la gloria europea a los sevillistas.
Desde el regreso de la Europa League tras la suspensión por el coronavirus, el zaguero brasileño puso contra las cuerdas a su equipo.
Primero, en los Cuartos de Final ante el Wolverhampton, el defensor cometió un penal sobre Adama Traoré, que su portero Bono le tapó a Raúl Jiménez.
En Semifinales, Diego Carlos volvió a cometer una pena máxima, ahora sobre Marcus Rashford del Manchester United, que Bruno Fernandes aprovechó y puso arriba a los ingleses, que terminaron cayendo 2-1.
Ahora, ante el Inter, derribó a Romelu Lukaku dentro del área para su tercer penal en tres juegos consecutivos; perdió la marca de Diego Godín en el 2-2; y estiró el brazo en una jugada que pudo ser marcada como penalti, pero a 15 minutos del final del partido, se sacudió de sus dudosas actuaciones con una chilena que mandó a la red y que le dio el sexto título de campeón de la Europa League al cuadro español.
En los minutos finales, cuando el central brasileño estaba en la banca tras salir de cambio, fue captado por las cámaras mientras se secaba unas cuántas lágrimas, incredulo por la montaña rusa de emociones que ha vivido en los últimos juegos.